Isaías
Soy Isaías un profeta el cual fui llamado por Dios para que através de mi Dios pueda enviar su mensaje. Puede parecer una locura pero ya que voy a contaros mi historia vendría bien que me presentase un poco... Para empezar, nací hacia el año 760 a.C en Jerusalén y a partir de la llamada de Jesús proclamé la purificación y la conversión, a causa de la corrupción moral que la prosperidad material trajo a Judá. Profetizé el regreso de los exiliados y la venida del Mesías.
Y ahora os cuento un trozo de mi historia, la que más recuerdo en este momento, el momento de mi visión:
En el año que Murió el rey Uzías, vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime; y el borde de sus vestiduras llenaba el templo. Por encima de él había serafines, cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies y con dos volaban. El uno proclamaba al otro diciendo: "¡Santo, santo, santo es Jehovah de los Ejércitos! ¡Toda la tierra Está llena de su gloria! ". Los umbrales de las puertas se estremecieron con la voz del que proclamaba, y el templo se llenó de humo. Entonces dije: ¡Ay de mí, pues soy muerto! Porque siendo un hombre de labios impuros y habitando en medio de un pueblo de labios impuros, mis ojos han visto al Rey, a Jehovah de los Ejércitos. Entonces voló hacia mí uno de los serafines trayendo en su mano, con unas tenazas, un carbón encendido tomado del altar y tocó con él mi boca diciendo: "he aquí que esto ha tocado tus labios; tu culpa ha sido quitada, y tu pecado ha sido perdonado". Entonces escuché la voz del Señor, que decía: "¿A quién enviaré? ¿Y quién Irá por nosotros?" Y yo Respondí: estoy aquí, envíame a mí. Y dijo: Vé y di a este pueblo: "Oíd bien, pero no entendáis; y mirad bien, pero no comprendáis." Haz insensible el corazón de este pueblo; ensordece sus Oídos y ciega sus ojos, no sea que vea con sus ojos, y oiga con sus oídos, y entienda con su corazón, y se vuelva a mí, y yo lo sane. Yo dije: ¿Hasta Cuándo, Señor?. Y él Respondió: "Hasta que las ciudades queden desoladas y sin habitantes, y no haya hombres en las casas, y la tierra quede devastada; hasta que Jehovah haya echado lejos a los hombres y sea grande el abandono en medio de la tierra, pero aunque quede en ella la décima parte, volverá a ser consumida como la encina o el roble de los cuales, después de ser derribados, aún les queda el tronco. Su tronco es la simiente santa. "
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